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Un
ecosistema es un sistema que está formado por un conjunto de organismos vivos y
el medio físico donde se relacionan, es decir, una unidad compuesta de
organismos interdependientes que comparten el mismo hábitat.
Este
concepto, que comenzó a desarrollarse entre 1920 y 1930, tiene en cuenta las
complejas interacciones entre los organismos que forman la comunidad
(biocenosis) y los flujos de energía y materiales que la atraviesan. En el mes
de la biodiversidad, es importante destacar la importancia de la conservación
de los ecosistemas. Un número mayor de especies o diversidad biológica (biodiversidad)
de un ecosistema le confiere mayor capacidad de recuperación porque habiendo un
mayor número de especies éstas pueden absorber y reducir los efectos de los
cambios ambientales. Esto reduce el impacto del cambio ambiental en la
estructura total del ecosistema y reduce las posibilidades de un cambio a un
estado diferente.
Los
tipos de ecosistemas y medio ambiente nos envuelven en todo nuestro espacio
aéreo, territorial y acuático, donde podemos encontrar a un conjunto de seres
vivos como plantas, animales y seres humano, los que estamos rodeados de un
inmenso medio ambiente en el cual tenemos la energía del sol, atmósfera, el
agua y el suelo.
“El
agua es el elemento más importante del medio ambiente ya que sin ella ninguno
de los seres vivos podría existir.
La fauna uno de los elementos menos cuidado por el ser humano debido a eso hay mucha extinción en nuestro país y el mundo entero.
La flora, porque es la que se encarga de purificar el aire.
El aire, este elemento del medio ambiente es importante debida a que si está contaminado daña a los seres humano y animales.
El suelo, aire, dejando a un lado el agua; el suelo es uno de los elementos del medio ambiente como por ejemplo los desiertos, que tienen una flora paupérrima con excepción al de Atacama ya que cuenta con flora y fauna, también podemos introducir a esta lita la selva amazónica donde tiene una extensa flora y fauna.
La fauna uno de los elementos menos cuidado por el ser humano debido a eso hay mucha extinción en nuestro país y el mundo entero.
La flora, porque es la que se encarga de purificar el aire.
El aire, este elemento del medio ambiente es importante debida a que si está contaminado daña a los seres humano y animales.
El suelo, aire, dejando a un lado el agua; el suelo es uno de los elementos del medio ambiente como por ejemplo los desiertos, que tienen una flora paupérrima con excepción al de Atacama ya que cuenta con flora y fauna, también podemos introducir a esta lita la selva amazónica donde tiene una extensa flora y fauna.
En
ningún otro ámbito la importancia de la biodiversidad para el desarrollo
sostenible es más esencial que en los océanos. La biodiversidad marina, esto
es, la variedad de vida en los océanos y los mares, es un aspecto fundamental
de los tres pilares del desarrollo sostenible —económico, social y ambiental—,
que mantiene el funcionamiento saludable del planeta y proporciona servicios
que sustentan la salud, el bienestar y la prosperidad de la humanidad.
Los
océanos son una de las principales reservas de biodiversidad en el mundo.
Constituyen más del 90% del espacio habitable del planeta y contienen unas
250.000 especies conocidas y muchas más que aún quedan por descubrir, ya que
todavía no se han identificado más de dos tercios de las especies marinas del mundo1.
Los
océanos y la vida que contienen son fundamentales para el funcionamiento
saludable del planeta, ya que suministran la mitad del oxígeno que respiramos2 y
absorben anualmente un 26% de las emisiones antropógenas de dióxido de carbono
emitidas a la atmósfera3.
Cada
vez hay más evidencias que demuestran el papel esencial que desempeña la
biodiversidad marina para la salud del planeta y el bienestar social. Los
sectores de la pesca y la acuicultura son una fuente de ingresos para cientos
de millones de personas, especialmente para las familias de bajos ingresos, y
contribuyen directa e indirectamente a su seguridad alimentaria. Los
ecosistemas marinos proporcionan innumerables servicios a las comunidades
costeras de todo el mundo. Por ejemplo, los ecosistemas de los manglares son
una importante fuente de alimento para más de 210 millones de personas4, pero
también prestan otros muchos servicios como medios de subsistencia, agua
limpia, productos forestales y protección contra la erosión y los fenómenos
meteorológicos extremos.
No
es sorprendente que, dados los recursos que el océano proporciona, se hayan
desarrollado asentamientos humanos cerca de la costa: el 38% de la población
mundial vive a menos de 100 km de la costa, el 44% a menos de 150 km, el 50% a
menos de 200 km y el 67% a menos de 400 km5. Aproximadamente el 61% del total
del producto interno bruto del mundo proviene del océano y de las zonas
costeras situadas a menos de 100 km del litoral6. Estas zonas, donde la
densidad de población es 2,6 veces más elevada que en las zonas del interior,
se benefician directa e indirectamente de los bienes y servicios de los
ecosistemas costeros y marinos, que contribuyen a la erradicación de la
pobreza, el crecimiento económico sostenido, la seguridad alimentaria y la
creación de medios de subsistencia sostenibles y de empleo inclusivo, al tiempo
que albergan una rica biodiversidad y mitigan los efectos del cambio climático7.
Por
eso, las presiones que afectan negativamente a la biodiversidad marina socavan también
y ponen en peligro el funcionamiento saludable del planeta y su capacidad para
proporcionar los servicios que necesitamos para sobrevivir y prosperar. Además,
si sigue aumentando la presión sobre los océanos, la continuidad de la
prestación de estos servicios se verá gravemente amenazada. Las consecuencias
de la pérdida de biodiversidad suelen ser más graves para los pobres, que
dependen en gran medida de los servicios de los ecosistemas locales para su
subsistencia y son altamente vulnerables a los impactos sobre tales servicios.
Las
preocupaciones por el drástico deterioro de la biodiversidad constituyeron el
origen del Convenio sobre la Diversidad Biológica. El Convenio engloba tres
objetivos complementarios entre sí: la conservación de la biodiversidad, el uso
sostenible de sus componentes y el reparto justo y equitativo de los beneficios
derivados de la utilización de los recursos genéticos. Con 196 Estados partes
en el Convenio, este tiene casi carácter universal, señal de que el mundo
entero ha tomado conciencia de la necesidad de trabajar conjuntamente para
asegurar la supervivencia de la vida en la Tierra.
El
Convenio cumple también la función de ser un centro de coordinación en materia
de biodiversidad para todo el sistema de las Naciones Unidas y la base para que
otros instrumentos y procesos internacionales integren en su labor las
cuestiones relativas a la biodiversidad; por tanto, es un elemento central del
marco mundial para el desarrollo sostenible. El Plan Estratégico para la
Diversidad Biológica 2011-2020 y sus 20 Metas para la Diversidad Biológica que
los Estados partes en el Convenio aprobaron en Nagoya, prefectura de Aichi
(Japón) en 2010 proporcionan un marco eficaz para la cooperación con miras a
lograr un futuro en el que la comunidad mundial pueda beneficiarse sostenible y
equitativamente de la biodiversidad, sin que ello afecte a la capacidad de las
generaciones futuras para hacerlo también.
La
importancia fundamental de la biodiversidad marina para el desarrollo
sostenible fue reconocida en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en los que los líderes mundiales
resaltaron la urgencia de adoptar medidas para mejorar la conservación y el uso
sostenible de la biodiversidad marina. En particular, el ODS 14—conservar y
utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el
desarrollo sostenible— hace hincapié en los fuertes vínculos que existen entre
la biodiversidad marina y los objetivos más amplios de desarrollo sostenible.
De hecho, muchos elementos del ODS 14 y otros ODS reflejan los mismos objetivos
y principios que los acordados en las Metas de Aichi para la Diversidad
Biológica. Por tanto, los esfuerzos a todos los niveles por lograr las Metas de
Aichi contribuirán directamente al cumplimiento de la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible y a la consecución de los ODS.
La
biodiversidad y los ecosistemas marinos están intrínsecamente vinculados a una
amplia gama de servicios que son esenciales para el desarrollo sostenible.
Estas relaciones suelen ser complejas y dinámicas, y se ven afectadas por los
bucles de retroalimentación y los efectos de las sinergias. Por eso es preciso
adoptar un enfoque integrado y holístico de la conservación y el uso sostenible
de la biodiversidad marina, basado en los ecosistemas y en los criterios de
prevención, en los principios de inclusión y equidad y en la necesidad de
brindar múltiples beneficios a los ecosistemas y las comunidades.
La
labor realizada en el marco del Convenio ha evolucionado para reflejar este
enfoque y para ayudar a los Estados partes y a las organizaciones pertinentes a
aplicarlo, principalmente mediante estrategias y planes de acción nacionales
sobre biodiversidad y mediante políticas, programas y medidas en los sectores
que afectan a la biodiversidad y que a su vez dependen de ella.
Esta
labor adopta un enfoque temático centrado en: a) comprender el valor ecológico
y biológico de los océanos, b) hacer frente a los efectos de las presiones y
amenazas sobre la biodiversidad de las zonas marinas y costeras, c) facilitar
la utilización de herramientas para aplicar el enfoque ecosistémico en pro de
su conservación y uso sostenible, d) crear capacidad para establecer las
condiciones propicias para la aplicación del Convenio, y e) integrar la
biodiversidad en los distintos sectores.
En
el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica, el proceso mundial de
identificación de las áreas marinas de importancia ecológica o biológica ha
servido para mejorar la comprensión del valor ecológico y biológico de las
zonas marinas en casi todas las regiones oceánicas del mundo. Este trabajo es
un punto de partida importante en materia de conservación y gestión y crea las
condiciones propicias para seguir mejorando y utilizando estos conocimientos y
para impulsar la creación de redes científicas y asociaciones a nivel regional.
También es útil para identificar lagunas de conocimiento y para dar prioridad a
las actividades de vigilancia e investigación que refuerzan la aplicación del
enfoque ecosistémico8.
Los
Estados partes han dado también prioridad a la necesidad de hacer frente a las
principales presiones sobre la biodiversidad marina, como las prácticas de
pesca no sostenibles, la basura marina y el ruido subacuático antropógeno, el
cambio climático y la acidificación de los océanos. La secretaría, los Estados
partes en el Convenio, otros Gobiernos y las organizaciones pertinentes
trabajan con científicos y expertos para sintetizar los mejores conocimientos
disponibles sobre los efectos de las presiones y factores de perturbación
clave, y para elaborar directrices uniformes sobre los medios para prevenir y
mitigar los efectos adversos de dichas presiones.
Con
base en los talleres de formación organizados por expertos, las publicaciones y
la participación en otros procesos pertinentes, el Convenio sobre la Diversidad
Biológica ha elaborado directrices para el desarrollo y la aplicación del
enfoque ecosistémico, con medidas como la planificación del espacio marino y el
establecimiento de zonas marinas y costeras protegidas y la incorporación de la
diversidad biológica en las evaluaciones de impacto ambiental y en las
evaluaciones ambientales estratégicas, que integran diferentes medidas de
política sectorial para hacer frente a las diversas presiones existentes sobre
el valor biológico y ecológico de los océanos.
Otro
aspecto central del Convenio sobre la Diversidad Biológica es la creación de
capacidad para su aplicación. Uno de los instrumentos para ello es la
Iniciativa de Océanos Sostenibles, un marco mundial de colaboración coordinado
por la secretaría del Convenio junto con diversas entidades de las Naciones
Unidas y organizaciones internacionales asociadas. La Iniciativa se basa en las
medidas, los recursos y las experiencias existentes mediante el fomento de las
asociaciones, la difusión de las lecciones aprendidas y los conocimientos
adquiridos y la mejora de la coordinación entre los distintos sectores y grupos
de interesados. Y lo hace a múltiples niveles con miras a crear las condiciones
propicias necesarias para mejorar la aplicación sobre el terreno. La Iniciativa
de Océanos Sostenibles trabaja para facilitar el diálogo y la coordinación
intersectoriales a escala regional a través de actividades como el Diálogo Global
con Organizaciones de Mares Regionales y Organismos de Pesca Regionales con
miras a Acelerar el Progreso hacia las Metas de Aichi para la Diversidad
Biológica9.
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